martes, 14 de julio de 2015

Solo importa la unión

La semana pasada hubo una gran oferta de vinos en un supermercado muy famoso en Lima y como me gustan los vinos, aunque conozco muy poco de uvas y de sus propiedades, decidí ir a ver.
Los vinos que he probado son diversos, Cabernet Sauvignon, Malbec, Syrah, Pinot Noir, Chardonnay, Merlot, etc. No sé aún distinguirlos, pero disfruto cuando los tomo.
Como dato adicional, les puedo comentar que en Lima a mucha gente le gusta el vino dulce.

Mi contacto inicial con la bebida de la vid fue la "cachina", la primera extracción de la uva. Para mí era común tomar cachina en fiestas familiares. Mi tío Rigoberto, cuñado de mi madre, es de Ica, zona vitivinícola del Perú, entonces, gracias a él y a sus familiares, conocí esta deliciosa bebida. Lamentablemente, la cachina está siendo desplazada por el pisco, bedida tradicional y de bandera del Perú, pero, todavía es posible disfrutarla.


Vuelvo al día en el supermercado. Ya tenía una idea de los vinos que quería, entonces, cuando los elegí, me di cuenta de algo: compré dos vinos de Argentina, uno de Chile y otro de Perú. Mi mente relacionó de inmediato este hecho con el fútbol y toda la polémica que hace poco se generó por la Copa América Chile. Chile ganó y a muchos, me incluyó, les pareció algo injusto por algunas decisiones de los árbitros durante los partidos. No obstante, después del torbellino futbolero, me puse a pensar en algo fundamental que dijo el gran cantautor Facundo Cabral y que parafraseo: "Hay que unir y no desunir".

El fútbol es en esencia  un deporte y, como tal, debe ser diversión. Intoxicarlo con ideas de nacionalismo es deformar su naturaleza. Se debe celebrar la actividad, no los resultados. Inafortunadamente, ahora el fútbol es un gran negocio y, por consiguiente, debe ser rentable. Esta rentabilidad se basa en ideas de nacionalismo y, a veces, creo que el nacionalismo exacerbado desune y no une. La esencia del ser humano siempre es integrar. Por eso es lindo ver cuando los jugadores se abrazan, son iguales. Los hinchas son iguales, pero sus banderas no. Sé que hay gente que va y disfruta el espectáculo y acepta sin reparos (bueno, siempre hay algo de sentimientos encontrados) el resultado final. No hay mayor consecuencia. Sin embargo, otras personas sufren, maldicen y ven en otro partido una oportunidad de venganza. A este sentimiento me refiero.

Vuelvo a mis vinos y pienso en Facundo. Para mis adentros digo: "He unido parte de Sudamérica en estos vinos". Sé que los disfrutaré independientemente de su origen. Desde hace poco he decidido que soy ciudadana universal que nació en Perú.



Es difícil pero este pequeño detalle en mi vida siempre reafirma lo dicho por Facundo Cabral, siempre hay que buscar unir y no desunir.

¡Gracias por tomarse el tiempo de leerme!

Rosa






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